Muere de coronavirus doctora que no quiso ponerse vacuna
La doctora generalista y especialista en dermatología había sido internada el 20 de febrero pasado y tenía turno para recibir la vacuna contra la enfermedad el 23, aunque en una primera instancia no había querido aplicarse la vacuna.
La médica María Rosa Fullone, de 56 años, era Médica Generalista y Especialista en Dermatología, y Médica Titular en el Servicio de Emergencias y Urgencias del Hospital Fernández. Madre de tres hijos, hacía más de una década que tenía su propia clínica de Dermatología y Medicina Estética en el corazón del barrio porteño de Devoto, donde le practicaba tratamientos a famosos como Noelia Marzol, Fabián Vena, Felipe Colombo, Iliana Calabró, Alejandro Marley, y Celeste Muriega, entre muchos otros.
A pesar de ser prioritarios en la aplicación de la vacuna contra el coronavirus, aún resta inmunizar a cerca del 30% del personal médico de la Ciudad de Buenos Aires. Y el fallecimiento este jueves de una doctora del Servicio de Emergencias del Hospital Fernández y del jefe de cirugía plástica del Hospital de Quemados (el sábado pasado), renovaron la polémica sobre la demora en la vacunación de los trabajadores esenciales.
Hace cinco días también falleció el doctor Carlos Sereday (65), jefe de cirugía plástica del Hospital de Quemados. Con más de 30 años de trayectoria, Sereday era médico especialista en cirugía reparadora y quemados. Además, era miembro titular de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica (SACPER), e integrante activo de Burn Care and Reconstructive Surgery Medical Group. También cumplía una función importante como Coordinador de Cuidados de Pacientes Quemados en dos importantes prepagas, como lo son Grupo OSDE y Swiss Medical Group.
Los dos decesos se deben al contagio de coronavirus y ninguno de ellos estaba vacunado. En el caso de la doctora Fullone, ingresó en el área de Terapia Intensiva el 22 de febrero y el 27 le llegó el turno para ser inoculada. Esta condición renovó la polémica en base al criterio en la distribución y la cantidad de dosis que el Ministerio de Salud de Nación entrega, en este caso a la Ciudad de Buenos Aires.
Según los datos difundidos por el Gobierno porteño, la Ciudad dispone aproximadamente de 160.000 dosis para vacunar al personal de Salud (público y privado), y aún resta aplicarse el 30% de las dosis.
A principio de semana, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, se quejó por la forma en que el Gobierno reparte las vacunas. Aseguró que el criterio utilizado no tiene en consideración la cantidad de personal de salud y el alto índice de mayores de 60 años que viven en CABA.
“Nación tomó la decisión de una distribución de vacunas basada en población general cuando la vacuna se aplica a grupos de riesgo, y los grupos de riesgo no son proporcionados a la población general en todas las jurisdicciones”, había indicado Quirós el miércoles en el marco del reporte semanal sobre la situación epidemiológica.
Incluso el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, explicó que la Ciudad recibe una cierta cantidad de vacunas en función de lo que a la Nación le va llegando. Sin embargo, advirtió que esa cantidad es menor que el porcentaje necesario para los dos sectores que hoy son prioritarios: trabajadores de la salud y adultos mayores.
“El problema tiene que ver con un sistema de salud diseñado hace más de 70 años que era de la periferia hacia la salud. La atención de la salud estaba afuera de la ciudad pero venía a atenderse a la ciudad. Por eso la ciudad tiene 34 hospitales públicos, 46 centros de salud. Pero también tiene los sanatorios de las prepagas, de las obras sociales. Por eso tenemos una sobrerrepresentación de trabajadores de la salud y con todo lo que eso implica”, explicó.
En paralelo, ayer se conoció que los casos confirmados de COVID-19 en el personal de la salud comenzaron a bajar: en la CABA representaban entre el 3 y el 4% en diciembre pasado. Mientras que durante las últimas semanas los casos confirmados fueron menos del 1 por ciento.
Por: Hoy Digital